Hace unos días te hablamos sobre los trucos para fundir chocolate y lograr que no se endurezca. Sin embargo, nunca hicimos referencia a un ingrediente que, si no sabemos cómo mezclarlo correctamente, nos puede arruinar la receta.
Nos referimos a la mantequilla, uno de los secretos que debes dominar, especialmente, para lograr un chocolate brillante y sabroso. Fundir chocolate con mantequilla y lograr la textura ideal te permitirá utilizar la mezcla en recetas de todo tipo, aunque su uso principal suele ser como cobertura y relleno. Un buen ejemplo es este pastel de chocolate para niños, un clásico en las fiestas de cumpleaños infantiles.
Cuál es el mejor chocolate para fundir
En primer lugar, la elección del tipo de chocolate que quieres derretir es clave. Existen chocolates especialmente indicados para fundir, que puedes encontrar bajo este mismo nombre o como chocolate para repostería. Nuestra recomendación es que uses, siempre que puedas, este tipo de chocolate para tus recetas, ya que te permiten lograr una textura perfecta y no aportan un dulzor excesivo a los postres ya dulces de por sí.
Torras es una de las marcas más reconocidas por sus chocolates para fundir. Su cobertura para postres con 70% de cacao es una auténtica delicia de la que también pueden disfrutar los celíacos, ya que no contiene gluten. Para aquellos que buscan una tableta de chocolate sin azúcar fácil de deshacer, Torras cuenta con este chocolate negro para fundir, con más manteca de cacao que una tableta normal, para lograr la textura que tienes en mente al derretirla.
Generalmente, chocolates como el chocolate blanco o el chocolate con leche también pueden derretirse sin problema, pero, al tener más contenido en azúcares, deberás considerar para qué tipo de receta son más adecuados. Aun así, el chocolate blanco sin azúcar para postres es un gran ejemplo de que se puede lograr un sabor dulce sin la necesidad de que contenga azúcar.
¿Cómo hay que fundir el chocolate con la mantequilla?
La mejor manera de derretir el chocolate y la mantequilla es mediante baño maría. Para ello necesitas un cazo con agua hasta un poco más de un tercio de su capacidad y, encima, debes colocar un cuenco, que no debe tocar el fondo del cazo en ningún momento.
Con el agua a fuego medio, debes trocear el chocolate y ponerlo en el bol para que se empiece a derretir. Es muy importante que no entre ni una gota de agua en el chocolate, ya que provocaría un efecto de cristalización y se endurecería.
Con una espátula, remueve el chocolate de vez en cuando y, al fundirse del todo, añade la mantequilla. Para que te quede todavía mejor, puedes añadir nata montada.
Es importante que remuevas la mezcla constantemente y vigiles que el agua no llega a su punto de ebullición. Además, si cuentas con un termómetro de cocina, comprueba que la mezcla del chocolate y la mantequilla no supera los 50 grados para que no se sobrecaliente.
Una vez derretido el chocolate con la mantequilla, puedes retirarlo del fuego y utilizarlo para rellenos, fondues o coberturas. ¿Has probado alguna vez de hacer trufas caseras? Haz clic aquí para descubrir que es mucho más sencillo de lo que imaginas.